Diciembre 2009
 
 
Por esos días, las concentraciones multitudinarias y las marchas por la victoria anticipada se adueñaron de las calles saltillenses.
 
Mis sexenios (21)
 
José Guadalupe Robledo Guerrero.


Las elecciones municipales de 1984

Antes que se determinara la fecha en que se convocaría a las elecciones en la UAC, el escenario político para las elecciones municipales ya se había montado. Para octubre se habían registrado cinco candidatos a disputar la Alcaldía de Saltillo por distintos partidos políticos, al final fueron ocho los aspirantes; sin embargo sólo dos estaban en la contienda con posibilidades: Por el PRI Carlos de la Peña Ramos “El Cabal”, sobrino político del gobernador de las Fuentes, constructor y beneficiario de cargos públicos ligados a la construcción: supervisor del CAPFCE, Director de Obras Públicas municipales y Director de Obras Públicas del estado, puesto al que renunció para irse de candidato a la alcaldía de Saltillo; y por el PARM se registró Jorge Masso Masso, empresario hotelero, también ligado a la construcción y a los bienes y raíces, uno de los principales asociados de Armando Castilla Sánchez y el periódico Vanguardia, quienes venían por la revancha luego que el movimiento Pro Dignificación de la UAC los había derrotado.

 
     
 

Con su candidatura parmista, Jorge Masso dejaba atrás 25 años de militancia priista. Debido a su priismo, Masso Masso había sido Diputado Federal, Director de Policía y Tránsito, Director Estatal de Turismo, Delegado priista en varios estados y Senador suplente de Francisco J. Madero. Algunos de estos cargos públicos los había conseguido con el apoyo de su compadre Joaquín Gamboa Pascoe, hombre relacionado con el charrismo cetemista. Por otra parte, el PARM era reconocido como un apéndice del PRI, pero en Saltillo la candidatura de Jorge Masso lo había convertido en un partido de oposición al régimen delasfuentista.

En ese entonces supe que cuando al Gral. Raúl Madero le notificaron que el Presidente en turno había decidido que fuera el candidato del PRI al gobierno de Coahuila, Madero era el tesorero nacional del PARM. De allí brincó al gobierno coahuilense. ¿Renunció al PARM y se afilió al PRI? no lo sabemos, porque son decisiones cupulares. Por eso a quienes conocen estos malabares “políticos” no les sorprende que ahora exista un “Juanito” en la Delegación de Iztapalapa del Distrito Federal. Son los viejos lodos de la política priista que tantas burlas hizo objeto al pueblo de México.

A decir verdad, Masso se atrevió a desafiar al gobierno priista de “El Diablo” de la Fuentes, y le invirtió generosamente a su pretensión política. Igualmente, José de la Fuentes involucró todo el poder económico del estado para hacer ganar al “Cabal”. Por esos días electoreros, las concentraciones multitudinarias y las marchas por la victoria anticipada se adueñaron de las calles saltillenses. Masso le había puesto el cascabel al gato, pero su situación era desventajosa, principalmente porque su apoyo provenía de los grupúsculos políticos que giraban en torno a Vanguardia, los que no estaban dispuestos a enfrentarse abiertamente con el gobernador. No es costumbre que los ricachones se peleen con el dador sexenal de negocios, puestos, condonaciones de impuestos y demás privilegios. Por eso jugaron las dos cartas electorales. A Masso lo lanzaron a la pelea, mientras ellos negociaban en lo oscurito.

Para hacer más drámatica la situación, Jorge Masso tenía la animadversión de “El Diablo”, era una pugna personal del gobernador en contra del candidato parmista. Años después le pregunté a Masso cuál había sido el origen de su pleito con de las Fuentes, y me confió su experiencia: En cierta ocasión que Jorge Masso se encontró en la ciudad de México con José de las Fuentes, ambos compartieron una habitación en el desaparecido Hotel Del Prado del Distrito Federal, debido a que no había más habitaciones. Ese día decidieron a tomarse unas copas e invitaron a un amigo a la convivencia, además de tres amigas. Llenaron algunos recipientes de cerveza y hielo y se dispusieron a pasarla bien. La plática y el baile fueron los aderezos de la pachanga. Pero surgió un problema: “El Diablo” ya le había echado el ojo a una de las damas de compañía, y el tercer invitado, un hombre de más edad se puso a bailar con la escogida de De las Fuentes. Esto disgustó a “El Diablo”. Comenzaron las reclamaciones, y según Masso: “Cuando ‘El Diablo’ se cambiaba el vaso o la cerveza de la mano derecha a la izquierda, era para soltar el descontón”. Cuando Masso se percató que “El Diablo” se disponía a golpear al insolente invitado que se había atrevido a bailar con su favorita, se colocó entre ambos para evitar la agresión, y al soltar “El Diablo” el puñetazo sobre la cara del tercero en discordia, Masso detuvo el golpe y como resultado de la borrachera, José de las Fuentes perdió el equilibrio y cayó encima de un recipiente lleno de cerveza y hielo. “Eso nunca me lo perdonó el Diablo”, concluyó Masso su relato.

Debido a este pleito de cantina y a la animadversión que tenía por los aliados del candidato parmista, Jorge Masso sufriría en carne propia la andanada de los medios de comunicación afines al gobierno delasfuentista y otras acciones como las pintas realizadas por universitarios del movimiento Pro Dignificación de la UAC en contra de Masso y sus aliados. Durante el proceso electoral a Masso se le rebajó a la condición de organizador de comelitonas para los poderosos, en un traficante del poder, en una gente indeseable. Mientras a Carlos de la Peña de la noche a la mañana se le convirtió en un hombre cabal, honesto, con un talento indiscutible y con una inteligencia fuera de lo normal. Lo mismo de siempre. El proceso se llenó de acciones provocativas que auguraban que la violencia electorera podía surgir de un momento a otro.

Enmedio de todo este circo electorero, el 15 de noviembre de 1984 JFR rindió su Tercer Informe de Gobierno. A pesar de que en ese momento las cosas políticas estaban caldeadas, “El Diablo” ya era otro, comenzaba a ejercer su mandato y ya no era “El borrachín de Palacio”, sino el “Señor Gobernador”. Tanto había cambiado la situación del gobernador que los dirigentes de la CANACO de Saltillo: Kerim Saade Charur y Jorge Rosales Talamás le “regalaron” a José de las Fuentes la presencia de una vedette del espectáculo (¿Angelica Chaín?). No recuerdo, lo cierto es que ella acompañó en el presidium de un acto del magisterio coahuilense al gobernante. Nadie dijo nada. La dignidad no es algo que se vea en la política a la mexicana. Habían pasado dos meses de la muerte de doña Elsa Hernández, pero “El Diablo” se dejó querer y disfrutó el “regalo” de los comerciantes que hacía meses le habían organizado un paro del comercio que terminaría con la destitución del Procurador Pablo Pechir. La amnesia en su máximo esplendor.

Como es costumbre, el Tercer Informe de De las Fuentes fue una danza de millones de pesos “invertidos en beneficio de los coahuilenses”. No faltaron por supuesto, las grandes obras, las felicitaciones públicas y las congratulaciones de tener un gobierno tan honesto y responsable como el de José de las Fuentes. Por su parte, JFR se vengó de sus enemigos al tenerlos sentados durante cuatro horas escuchando su Informe.

“El Diablo” no tuvo problemas en su Tercer Informe de Gobierno, debido a que para esas fechas ya estaban citados en la Procuraduría: Villegas Rico, su Tesorero Francisco Javier Valdés Valdés y el resto de los involucrados en la corrupción universitaria, quienes comparecerían cuatro días después, el 19 de noviembre. Y como el miedo no anda en burro, Villegas y los suyos no quisieron echarle más leña a la hoguera, se mostraron institucionales y no organizaron ningún acto que empañara el informe gubernamental.

Por su parte, Masso y el grupo de sus amigos que lo acompañaron como miembros de su cabildo, entre ellos René Molina y “El Compadre” Medina, personas queridas por los saltillenses, llevaron solos la carga de la disidencia, y de paso el señalamiento de ser la punta de lanza de los grupúsculos que giraban en torno al periódico Vanguardia, y como si se hubieran puesto de acuerdo, de ambos bandos la acusación para el contrario era la corrupción. Hasta los grupos universitarios ligados a Luis Horacio Salinas le entraron a la pugna electorera.

Por nuestra parte, Olmedo y yo, estabamos en la revista Criterios recogiendo la información del pleito por la Alcaldía saltillense que pronosticaba terminar en violencia. De todos modos ya sabíamos que a pesar del apoyo popular conseguido por el candidato parmista, Jorge Masso perdería las elecciones municipales por la buena o por la mala, es decir por menos votos o por fraude electoral, así lo había decidido “El Diablo”, que con la victoria de los universitarios antivilleguistas se había envalentonado. Por eso Mario Eulalio Gutiérrez se disponía a entregar la Alcaldía al sobrino político de “El Diablo”, aunque eso no le impedía -fiel a su estilo- a apoyar a Jorge Masso por debajo de la mesa, sin dar la cara ni definirse públicamente.

El 25 de noviembre los candidatos a la Alcaldía saltillense cerraron sus campañas políticas con actos multitudinarios y cantantes invitadas; al día siguiente, el 26 de noviembre, el Consejo Universitario de la UAC se reunió para determinar que las elecciones de Rector serían el Primero de marzo de 1985. Ese mismo día diez ex Alcaldes de Saltillo y el Alcalde en funciones Mario Eulalio Gutiérrez le daban su respaldo público al candidato de “El Diablo”: Carlos de la Peña Ramos “El Cabal”. El 2 de diciembre se realizaron las elecciones municipales, y según el Congreso del Estado en su papel de Colegio Electoral, el triunfo lo consiguió Carlos de la Peña Ramos con 25,155 votos contra los 14,782 sufragios que había logrado Jorge Masso.

Inmediatamente después de cerrar las casillas receptoras de votos, se comenzaron a escuchar los gritos de los perdedores acusando al gobierno de “El Diablo” de haber hecho fraude. El principal inconforme fue Jorge Masso, seguido por el PAN que sólo había sacado 1276 votos a favor de su candidata en Saltillo. Lo cierto es que Jorge Masso logró con su votación un milagro político, pues en Coahuila el PARM no existía ni como cadáver. Por tal motivo, el parmista tenía a favor de su protesta un considerable número de sufragios que nunca antes habían conseguido los partidos opositores al PRI, que en Coahuila era el único partido que gobernaba el Estado y el municipio de Saltillo. Para este momento, los priistas y sus voceros le habían endilgado a Masso el mote de “El Renegado”.

 
 
 
Con su acusación de fraude electoral, Jorge Masso continuaría como “El negro de la feria”. En esos momentos, la columna “Criterios de la Política” firmada por Cicerón (Luis Horacio Salinas) en la Revista Criterios, sintetizaba todas las denuncias que se le hacían a Jorge Masso, y que durante mucho tiempo habían sido guardadas en secreto, debido a que Masso pertenecía al círculo priista gobernante. Luis Horacio Salinas en sus escritos acusaba a Masso de múltiples abusos y excesos que había cometido cuando fue Director de Policía y Tránsito; de haber utilizado las patrullas de esa dependencia para contrabandear maquinaria, armas y municiones; de haberse adueñado de acciones y terrenos en la Presa de la Amistad en Acuña; pero también de ser un excelente organizador de comelitonas, juergas y pachangas de primer nivel. Por todas estas acusaciones, LHSA exigía que se encarcelara a Masso. Pero hoy todo eso se ha olvidado. Los negocios y el reparto del botín han logrado que surja la amnesia.

El año de 1984 terminó con hechos violentos originados por las elecciones. 1985 comenzaba con una gran agitación política que como siempre desmentían las autoridades estatales. La violencia que habíamos pronosticado apareció como resultado de las pugnas entre los grupos políticos y económicos de la entidad. Para mediados de enero el saldo de la violencia era conside- rable: en Piedras Negras los inconformes habían incendiado el edificio de la Presidencia Municipal, habían destruido vehículos particulares y oficiales, habían bloqueado el puente internacional y hubo enfrentamientos entre policías y ciudadanos cuyos resultados fueron un muerto, decenas de heridos y varios detenidos, lo que obligó a que el ejército vigilara la ciudad de Piedras Negras, para evitar más derramamiento de sangre y acciones ilegales.
 
El 25 de noviembre los candidatos cerraron sus campañas políticas con actos multitudinarios y cantantes invitadas.
 
     
  Todo esto sucedió en Piedras Negras, debido a que un amplio sector de ciudadanos repudiaban al candidato priista ganador, Carlos Juaristi Septién, porque según los inconformes: él y su hermano Francisco habían chantajeado, difamado y agredido a la población durante 20 años a través de su periódico “El Zócalo”. Una fórmula para resolver el grave problema político en esa frontera coahuilense, era que Carlos Juaristi renunciara y en su lugar se enviara a Felix Campos Corona para sustituirlo, pero a pesar de la grave situación, JFR impuso a Carlos Juaristi Septién en la Alcaldía nigropetense.

Monclova era otro de los focos problemáticos. Allí se efectuaron bloqueos de carreteras y la toma del edificio de la Presidencia Municipal. En Saltillo, como resultado de un enfrentamiento entre parmistas y priistas, el edificio de la Presidencia Municipal estaba custodiado las 24 horas por policías preventivos, al mismo tiempo un grupo numeroso de policías judiciales mantenían una guardia permanente en el Palacio de Gobierno.

El problema postelectoral de Saltillo fue un asunto navideño que comenzó el 24 de diciembre de 1984, cuando el candidato del PARM, Jorge Masso, decidió iniciar una huelga de hambre para hacerse oir en su denuncia de fraude electoral. Precisamente cuando cumplía cuatro días en huelga, un grupo de golpeadores aparecieron para destruir el campamento que había instalado en la plazuela de la Presidencia Municipal de Saltillo, frente a “La Trinchera del Pueblo”, nombre que le dio Masso a su cuartel general, una bodega que aún persiste en Presidente Cárdenas casi esquina con Obregón, y que el candidato parmista utilizó en su campaña para almacenar papa y otras mercancías que regalaba a la gente para lograr su simpatía y su voto.

A mí me tocó, por azares del destino, vivir esa agresión y por lo tanto correr para evitar ser apaleado por los facinerosos, gracias a que el vigilante de Brochas Saltillo me permitió resguardarme -junto con otras personas- en las instalaciones de esa empresa. La historia de esa experiencia es la siguiente: Cuando Jorge Masso se instaló en su huelga de hambre el 24 de diciembre de 1984, Adolfo Olmedo y yo platicamos sobre la posibilidad de hacerle una entrevista a Masso, con el fin de documentar periodísticamente el inusual evento político. Olmedo decidió que Martha Margarita Tamez Gutiérrez, joven poetisa que colaboraba en la Revista Criterios hiciera la entrevista a Masso.

A sugerencia de Olmedo, acompañé a Martha al campamento de Jorge Masso la mañana del 28 de diciembre. Ese día se realizó la larga entrevista y también la agresión. Alrededor de las 13 horas, apenas se había terminado la entrevista, apareció un grupo de golpeadores armados con palos y comenzaron a usarlos en contra de los simpatizantes de Masso. Uno de los agredidos fue el panista Lorenzo Burciaga, quien bañado en sangre posaba para los fotógrafos de los medios de comunicación, mostrando la brutalidad de “El Diablo”.

En la entrevista, Jorge Masso dijo que su huelga de hambre era para evitar que sus simpatizantes hicieran plantones de protesta, pues el 4 de diciembre los judiciales los habían agredido a palos en un plantón. También dejó claro que él había obtenido 30 mil votos y que el gobierno de De las Fuentes le habían hecho fraude para que su pariente político, Carlos de la Peña, se quedara al frente de la Alcaldía saltillense.

La entrevista de Masso fue publicada íntegra en el número 11 de la revista Criterios. El cuestionario que Martha utilizó en la entrevista no dejaba fuera ningún tema relacionado con las posturas de Jorge Masso, y con las acusaciones que le hacían sus adversarios. Las respuestas de Jorge Masso no lograron superar la demagogia, y exhibieron la poca cultura política del candidato parmista. Para Masso los malos eran los priistas coahuilenses y los buenos eran los priistas del CEN del PRI, principalmente Lugo Verduzco, el entonces Presidente nacional del PRI. En aquel entonces como ahora, lo que le respondió Masso a Martha Margarita me pareció, y me sigue pareciendo, infantil, demagógico, e inculto políticamente. Alguna vez le dije mi apreciación al mismo Masso en una plática de amigos cuando recordábamos esta experiencia y sonrió ante me franqueza. Por el lado de “El Diablo” la cosa era semejante, con una diferencia: Masso era demagogo, inculto y servicial; De las Fuentes era demagogo, inculto y golpeador.

En la entrevista con Masso hay muchas perlas dignas de recordar, como aquella de que “el PARM es un partido revolucionario... y si se respetaran las elecciones (el PARM) sería el partido más fuerte de México”. O cuando Martha Margarita le preguntó a Masso si lo apoyaba el Subsecretario de Gobernación, Jesús Roberto Dávila Narro y el Grupo Industrial Saltillo. Masso contestó que tenía seis meses que no hablaba con el Subsecretario que manejaba la política nacional, a pesar de estar acusando al gobierno de Coahuila de fraude electoral. Sobre el respaldo del GIS, simplemente dijo: “Al Grupo Industrial Saltillo no lo he visto participar ni siquiera con un peso”.

Días después de la entrevista con Masso, se dio a conocer la noticia de que el Susecretario A de Gobernación, Jesús Roberto Dávila Narro, había presentado su renuncia “por motivos personales”. Esta noticia le dio vuelo a los analistas de café, unos decían que Chuy Beto había renunciado a Gobernación, para venirse a Coahuila a sustituir en la gubernatura a José de las Fuentes; otros lo situaban como el próximo dirigente nacional del PRI o como próximo Regente del Distrito Federal. Algunos más aseguraban, que al talentoso político coahuilense lo habían destituido de su cargo por los errores que cometió en Gobernación, entre ellos su marcada participación en la desestabilización política de Coahuila, apoyando las acciones del PAN, PARM, Jorge Masso, “Catón”, y otros enemigos de “El Diablo”.
 
     
 
Jorge Masso y los miembros de su planilla en un mitin popular.
 
Lo cierto es que nadie podía asegurar la participación de Dávila Narro en los desórdenes políticos de Coahuila, pero sí la de sus colaboradores y amigos como: Francisco Niebla, Ariel Cueto, Francisco Estrada Aburto y Sergio González, que actuaron contra del sistema en Coahuila y en otros estados, llevando información equivocada y tendenciosa, metiéndose en los problemas locales y haciendo cosas que no estaban avaladas por su Jefe Chuy Beto Dávila Narro, como aquella propuesta que me hizo Ariel Cueto durante el movimiento Pro Dignificación de la UAC.

Recuerdo que en los albores del movimiento universitario, me habló Ariel Cueto, quería platicar conmigo y me citó en el puente a desnivel que cruza Coss. Allí me dijo que lo que me comentaría no lo sabía su jefe el Subsecretario. “Aclaración no pedida...”. Me contó que había estado con “Catón” y el abogado Antonio Berchelman, que les había dicho su idea y que ellos lo habían enviado conmigo para que yo decidiera.

El contexto político de ese momento era el siguiente: Hacia días que Villegas Rico había enviado a sus simpatizantes comandados por algunos de sus funcionarios a la casa del gobernador a gritarle, insultarlo y exigirle que sacara las manos de la UAC. Como era su costumbre “El Diablo” no les dio la cara, por eso se fueron a lapidar la casa del subsecretario Rodrigo Sarmiento Valtier. Otra de las acciones violentas que ordenó Villegas en ese tiempo, fue mandar a un grupo de porros al edificio del PRI, en donde hicieron actos de vandalismo, rompiendo vidrios, tirando las máquinas de escribir al piso, etc.
 
     
  ¿De qué se trata?, pregunté. “De poner una bomba en el edificio del PRI, para responsabilizar a Villegas Rico y hacer que las cosas se resuelvan pronto. Ya se lo comenté a “Catón” y a Berchelman y me dijeron que platicara contigo, y están de acuerdo en lo que decidas”. Me pareció una trampa, a su edad y por lo zacatones que eran no me imaginaba a “Catón” y a Berchelman haciendo sus pinitos en el terrorismo. De inmediato lo mandé a la chingada, le dije que a Villegas lo ibamos a derrotar con la movilización de los universitarios y el apoyo de los ciudadanos, que no necesitábamos hacer lo que nos proponía. ¿Qué sucedería, le pregunté, si a la hora del estallido el velador o algún transeúnte salía herido? -Son cuestiones del azar, contestó. Eso fue suficiente para advertirle que si alguna bomba estallaba en cualquier lugar, yo lo responsabilizaría del suceso. Nos despedimos sin decir más.

De este nivel de pendejez eran los amigos coahuilenses de Dávila Narro, por eso no me extrañó su renuncia. Aunque nunca supe los motivos de su dimisión, no descarto la posibilidad de que sus cuates lo hayan metido en graves problemas. Es menester decir, que Jesús Roberto Dávila Narro, en su momento fue el principal valor político de Coahuila, al que los errores de sus amigos truncaron la brillante carrera política que inició desde su juventud universitaria, debido a ello muy joven fue diputado federal y luego Subsecretario A de Gobernación, en cuyo escritorio se manejaban las cuestiones políticas de la nación. Dávila Narro es de esos pocos políticos que reune cualidades que pocos tienen: talento, cultura, preparación e inteligencia, y aunque ahora está fuera de la política, no hay duda que es un activo del PRI, cuyas experiencias pueden servir en estos tiempos aciagos.

En lo personal siempre he estado en contra de la violencia, más aún del terrorismo. Por eso la agresión que sufrieron Jorge Masso y sus simpatizantes me alejaron más de “El Diablo” porque no había superado la conducta porril de su juventud. José de las Fuentes se me reveló como un vulgar y abusivo golpeador. Allí se originó mi amistad con Masso.

Lo cierto es que la salida de Gobernación de Dávila Narro sirvió de marco para que las cosas en Coahuila se pacificaran, y JFR impusiera a sus alcaldes elegidos. Se avecinaba la época de la corrupción del sexenio delasfuentista. Comenzaba el segundo trienio del gobierno estatal...
(Continuará).

Elecciones en la UAC
y el arribo de “El Gato” a la Rectoría...
 
     
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